jueves, 23 de junio de 2016

La angustia

Lo único que nos salva de nosotros son los otros.

Por eso cuando uno está con un buen amigo todo es más sencillo. Aunque los buenos amigos sean efímeros.

Nunca he tenido miedo de envejecer,  disfruto del paso del tiempo, sin embargo, hace unos días estuve con tres chavos más jóvenes que yo, son mochileros y desde hace año y medio andan viajando. Al escucharlos me escuché, o escuché a la que era hace algunos años y qué ganas de volver a lo de entonces.

Pienso en mis amigos y en lo mucho que hemos cambiado, en las preocupaciones actuales, las tareas que llenan nuestros días: una colección de tristezas.

No es idealización, lo aseguro, es más bien un descubrimiento: la vida era más simple aferrados a dos o tres verdades.

Ahora, no entiendo exactamente quién soy, acaso nunca lo he sabido.

¿Por qué soy así? Por qué necesito siempre de una nueva configuración, de un cambio, por qué ansio que las cosas empiecen sólo para enseguida pedir que terminen.

¿Es esto la vida?

¿La inconformidad?