miércoles, 20 de julio de 2016

La fragilidad

Pienso que somos muy frágiles y a veces las palabras muy fuertes.

En ocasiones basta que alguna sea dicha como suelta o sin querer para que se convierta en bala o en garrote que rompe el cuerpo.

También hay palabras que curan, cuando alguien por ejemplo, te dice: también te quiero y eso basta y resulta que una lleva toda la vida esperando encontrar a alguien a quien le parezca que eso basta.

Y aunque existan las palabras que curan o alimentan, seguimos siendo un manojo de fragilidad, listo para romperse, para astillarse y también para recomponerse. Una esta hecha de una materia que se recompone pero nunca queda igual, puede compararse con las cicatrices pero no es una analogía que sirva para explicar lo siguiente:

Si una, siendo niña concentró toda su fe en el encuentro de un niño llamado Sergio una tarde de julio y al pasar los minutos que luego fueron un par de horas él no apareció, algo se quiebra. En la recomposición quedó dibujado en el cuerpo del alma la imagen de una tarde en la que la mujer que se es mira a la niña sentada sola esperando, el cuadro provoca una sensación de ternura y de tristeza. Entonces la cicatriz hablaría de una deformación de la piel, pero esto es algo más, es un tatuaje que cuenta una historia "aquel día, sin razón alguna esperé como alguien espera que le caiga un rayo sin nubes en el cielo..."

Por otra parte, la niña que una fue ni se imagina, o tal vez lo imagina muy bien, que años después en un sin fin de momentos estaría otro Sergio buscando, convocado y provocando encuentros. Entonces la niña escribe con lágrimas en los ojos: tú, la que ya no espera y ya no busca, cuánto te envidio desde estos trece años de incertidumbre, de nostalgia, de soledad, cómo quisiera que mañana fuera hoy y cómo tengo miedo de no vivir alegrías. ¿Seré un día tú? tan linda y contenta me pareces,
mientras pienso en los días que faltan para llegar a ti.

Y en el presente, una va y abraza a la niña con los brazos tatuados, con las manos escritas, con el cuerpo de libro que es su cuerpo: aquí estoy niña hermosa, descansa de las dudas, aunque la vida sea la más tremenda incertidumbre, hallarás paz después de recoger todos los pedacitos en los que te romperás. Y un día y para siempre, te abrazarás.