La casa otra vez
está limpia.
Dicen que cada cosa
tiene un lugar
y ahí la pongo:
entro a la ilusión
del acomodo
de la limpieza del
hogar
de la sensación de
camaradería con los objetos.
La casa otra vez
está limpia.
Mis manos ya no
saben qué hacer
si desacomodar todo
o esperar que venga
el transcurrir del día
a desacomodarme a mí
a mostrarme que no
alcanza
esta idea de la casa
limpia.
La casa otra vez
está limpia.
Me siento a pensar
que hace mucho
las mujeres debimos
mirar con más calma:
no vale limpiar la
casa sin antes limpiar el alma
tenderla al sol como
pan
y apagarla un poco
antes de entrar
a la vida cotidiana.