jueves, 4 de diciembre de 2014

Esta y aquella

A veces es necesario no ceder a la locura del mundo. Hay etapas en las que uno aprende una marejada de cosas. Estos meses han sido un período así, no hay día en el que no aprenda algo.

Por ejemplo, hoy aprendí algo sobre mi. Creo que nunca he estado mejor que ahora, es raro decirlo, voy a intentarlo.

Decir que sufrí bastante en la primaria porque tenía que estudiar mucho para pasar bien los exámenes, es decir poco. También había otras cosas que aprendí a desarrollar, la capacidad de perderme en algo, adentrarme tanto porque le veía un sentido, este tiempo he sentido un empujón a hacer, a caminar a crear, a compartir, a aprender, y esa lucecita estaba apagada desde que entre a la facultad.

Tenía curiosidad de saber, pero algo en la escuela hace que uno tenga en ocasiones una curiosidad malsana, me refiero a la acumulación del saber no por el saber, sino por la acumulación, como cuando uno compra muchos zapatos o comida. Este tiempo, después de rodeos creo que he sido otra, no en el discurso, sino en el acto. Y esa otra me había gustado. Hasta hoy.

Hoy me veo en otro lado y se empieza a gestar la necesidad de cambio, pero con una herramienta que creía perdida para siempre, abril en modo eficiente, concentrada, segura, clara.

Clara, como pocas veces lo he estado. Quiero ser esa y aquella, serlo de muchos modos.

Estoy feliz, en este fugaz momento me siento bien.