jueves, 16 de agosto de 2012

La vida loca



Puaj, es el mejor documental que he visto.

"La vida loca" de Christian Poveda.

La familia-pandilla como soporte del drama cotidiano.
Los sueños que terminan en desgracia.
Los muertos que se acumulan y dejan de distinguirse.
Los bebes sin padres que por obra de un milagro conseguirán llegar a los 15 pero no pasar de los 30.
Los tatuajes y mutilaciones como prolongación de un estigma que mezcla orgullo y distinción, pero también muerte.
Las manos como lenguaje que une y adquiere profundo significado en los velorios. Las manos como culminación e inicio del ritual para marcar la muerte próxima, inevitable como el día y la noche.

Y a modo de cierre macabro el asesinato del director de la, vaya que sí, Vida loca.

martes, 7 de agosto de 2012

La casa

¿Es así como se construye una casa?

Se puebla de sueños, se llena de recuerditos, instantes, el día que un gato se metió a vivir a nuestro cuarto, el día que hicimos una mancha en la pared con nuestro deseo, la primera vez que dormiste en la banca de la ventana.

¿Es así?

Así se juntan las fotografías en las que voy a revivir estos días. Preparándome para el ritual de dormir a tu lado, ahora entiendo. Esas fotos van a venir un día de estos a recordarme las cosas que soñamos juntos, lo que se dice cuando nadie más escucha, los pedacitos de voz que vamos guardando. Recuerda este día, porque sé, como siempre lo sé que voy a extrañar todo esto. Que saber de la muerte me asusta y me hace llorar, pero hoy estoy viva y descubriendo que es así como se hace una casa, de sueños de palabras bajitas, de ruidos corporales, de tu voz cuando dice mi nombre y no sabes que estoy.


Y esto queda, es lo único, cuando todo se acabe.
La pregunta de hoy es si existe alguna familia "chida", es decir, que no joda tanto. Mi respuesta es que no. Cuando me escucho y escucho a otras personas quejarse de las mil tonterías que sus padres le dijeron o le hicieron, vuelvo a corroborar que aquello de tener hijos es un pretexto excelente para tomar una vida y moldearla al gusto personal, hasta que el hijo deja de serlo o se consigue a sus propios hijos para fastidiarlos.

Lo que hay detrás de ser padres da escalofrío, es algo bien personal pero atravesado, desde donde lo he podido ver,  de un poder sobre el otro, siempre sobre el más indefenso de los indefensos. A veces vuelvo a ser niña en compañía de mis nueve sobrinos. Y mirándolos miro mi niñez.

 Hoy no voy a lanzar la reglamentaria queja sobre la escuela, después abundaré en ese tema que de alguna manera me sigue apasionando, aunque a la inversa. Pero si voy a hablar de los padres como una manada de idiotas mentirosos. No todos, ya lo sé. Pero bastantes sí.

 Tener un hijo será querer imponer tu vida como un estilo acabado y cuasi perfecto de cómo se debe vivir?

 Se sentiran las ganas de ser un ejemplo, un guía, un maestro? Qué sentirán los padres de tener una vida en sus manos?

 No sé, pero he visto que el poder que da ser padre es monstruoso, veo a los niños en manos de aquellos que se dicen adultos, y me parece la venganza perfecta estúpidamente dirigida.

 Porque soy niña y vuelo, porque no te creo y sé que lo mejor que hacen los mayores es mentir. Para ser como tú no he nacido, puedo escuchar, y escuchando puedo encontrar otros cuentos. Los míos. Con mis palabras puedo pintar nombres que tú no imaginaste, es mi voz la que se oye. Eres padre pero no palabra. La voz también es mía, esa es mi sangre, dolor que nació cantando, contando que la vida es otra. Que tu eres un hombre y como en un ensalmo, solo hombre eres.

domingo, 5 de agosto de 2012

El escenario


Las dos mujeres bailaban, supongo que con gusto, y sin embargo, una de ellas influía en la otra de más. No importa la estatura, lo que te hace crecer en el escenario es otra cosa, que tiene una relación extraña con el cuerpo, las formas más definidas consiguen arrebatar la atención pero siempre termina siendo otra cosa la que engancha.

Si la danza no fuera tan hermosa, conseguiría ser ridícula. Si no se jugara en ella algo de la verdad del bailador, podríamos aplaudir para que dejara de bailar.