lunes, 18 de marzo de 2013

Ya no

¿Cómo enseñar lo que ya no se cree?

Cuando estaba convencida era fácil, incluso como buena sacerdote, pregonaba la necesidad de que todos formaramos parte de aquello.

Pero ahora va doliendo. Lastima, desgarra. Peor que un domingo en la tarde y las manos vacías. La resistencia a arrojarme al sinsentido en el que viví.

La pregunta es: ¿soy capaz de renunciar a aquello? Tomarlo para hacerlo jirones y no voltear atrás. Y entonces viene Dany (the game of thrones) a decir, "si miro atrás estoy perdida".

martes, 5 de marzo de 2013

Instrucciones para un atribulado

1) Acuéstese en la cama de su preferencia ( tanto mejor si ajena).
2) Tome su corazón entre las manos y apachúrrelo (que suelte el malamor).
3) Si arde, cálmelo con un trago de alcohol, si le duele cántele una canción, si amenaza con dejar de latir, debera salir de casa y buscar un salón de baile y agitarlo hasta que agarre fuerza.
4) Antes de dormir vea películas de vampiros, de zombies, o de algún otro ser inanimado, cuídese de películas rositas, amores (grandes) de hombres y mujeres (pequeños).
5) Si teme una recaída amarre el corazón a una carreta, camión o burro. Déjelo vagar por algún tiempo, transitará de la queja a la cura.
 6) Si nada de esto sirve, no hay remedio, ya se sabe "más valdría mejor morir". La vida no es lo suyo.

Diversión nuestra

Atribulado.
 Pensé en la palabra, no suena a algo malo. Me remite a algún juego, como tripas de gato o encantados. No imagino a la gente que use el adjetivo para contar sus penas, se podría pensar que uno esta mareado o se trata de alguna enfermedad que involucra ataques de risa.

Cosas tontas que se pueden pensar si la atribulación no te tomó en el día. Si en la tarde no sentiste esa nostalgia fría, devastadora, de recordar la soledad que todo amor arrastra. Es como levantar piedras y en cada una encontrar un trago amargo luego de la miel, el pan y los pecados.

Lo que no se alcanza, las voces que se pierden, el miedo al cuerpo del otro y al propio. La culpa a veces se va y reaparece bajo la cautela, escondida en las tarifas que uno pone para poder amar o quizá solo ser devorado. Lo que se arrastra en uno.

Que dé risa, no quiere decir que no se sienta como un dolor punzante.

Dijo el hombre al fin: estoy atribulado.

A todas horas

Te amaba a todas horas.
Cuando pusiste tus manos en mi piel
y en un abrazo inmenso sentí
que en el mundo no iba a encontrar
otro lugar que fuera para mi.

Te amaba en las noches de desvelo
cuando en la madrugada me despegaba
de ti para ir al trabajo. En esas horas
estabas ahí y me recordabas que alguien
desvelado, iba a soñar conmigo.

Te amaba cuando los días
solo podían contarse si tú estabas en ellos.
Quizá por eso puedes saber hasta que punto
los días me dolieron. Esas tardes de no saber
de mi, de perder el lugar y los abrazos.

Esa ira contra la que no era
la angustia del recuerdo y la sensación de no poder
morir, porque la vida volvía a estar incompleta.
Ese cuerpo que sin referente volvía a ser
algo asexuado y triste.

¿Sabes lo que se pierde?
La cordura. Y lo que de  una queda
se vuelve nube, polvo de agua esparcido.
Aire, grano de arena, partícula infinita.
Desolación y pena.