martes, 24 de mayo de 2016

Rodeo

Quiero volver a comer chicharrón prensado y saborear la grasa de la gordita. Oler la cebolla y el cilantro y echarle salsa a todo. Sentirme grande una vez más sólo porque camino a lado de alguien grandote que me tiende la mano y me señala el horizonte.

Quiero aprender a mirar las nubes como tú las miras, buscando forma.

Y quiero replantear lo que he pensando y la que he sido.

A veces cuesta tanto comprender ciertas cosas, aprender a mirar con más calma o incluso con las ganas de ver. A veces también duele ver y por eso, en un intento de escapar de uno mismo los ojos se cierran a la vida.

Yendo al grano quiero agradecer a todo, a todos, gritarles que los quiero y que han sido en esta vida alimento, cobija y también, no esta mal decirlo, verdugos.

Verdugos disfrazados de sus propios miedos pero siempre con aire familiar.

Quiero volver una y otra vez a probar de lo mismo y sorprenderme que siendo igual, cada cosa pueda saber distinto.

domingo, 22 de mayo de 2016

Un regreso

Ahora vivo a una cuadra del mar, mi vida a cambiado bastante. Dejé la Ciudad Monstruo, empaqué lo indispensable. Cuando llegué vi que, como le dije a Pepe, faltaba todo y a la vez no faltaba nada.

Mi familia me despidió, mis sobrinas cantaron, una de ellas deseó que Roko tuviera muchos hijitos. Ese día bailamos todos o casi todos, fue una fiesta linda, como las que soñaba cuando era niña. Había alegría en mi familia y todos me apapacharon y me desearon suerte.

Este año me largué del antiguo trabajo, un espacio que de sólo de recordar me produce malestar. Pero nunca más.

Dejar la gran ciudad ha sido quizá de las cosas más grandes que he realizado. Estos meses no ha habido tregua, cada día hay trabajo de varios tipos. Vivo en un pueblo, no conozco a casi nadie, todavía no he podido hacer amigos y estoy muy lejos de mi familia, con todo, estoy contenta.

También he conocido la soledad en otra variante: cuando es de a deveras.

Quiero escribir sobre esto porque siento que estas cosas que vivo me están cambiando. Es como ponerse unos lentes que te permiten ver todo distinto. Así me siento.

Mi primera reacción al pisar este suelo fue el retroceso, volver a la vida que conozco y que con todo no era más fácil, y no lo era porque me costaba trabajo levantarme a sabiendas de que iba a un lugar para hacerla de zombie, con compañeros haciendo otro tanto. Otro tonto.

Dice la canción de Manu que nada es para siempre, seguro tampoco esto, pero el simple hecho de cambiar, de largarse de un sitio en el que no se está a gusto y dirigir la mirada hacia algo más, ha sido bueno.

Me fui para volver.