martes, 27 de diciembre de 2011

Sabiduría


Hoy vi, una vez más la película El señor de los anillos y recordé que la primera vez que vi morir a Gandalf me puse a llorar.
¿Cómo no llorar una muerte así?
Es más que un abuelo ideal. Un viejo que por más frágil que se vea al final es fuerte y sabio, con una dulzura precisa; además de tiene un estilo inigualable al fumar y un bastón para darle en la madre a "malos" y pusilánimes.
Creo que lloré porque pensaba "ojalá hubiera existido alguien que me respondiera las dudas que de niña llenaban mis días y la soledad que me carcomía en el kinder, un anciano en quien confiar, saber que si todo se esta cayendo a pedazos, queda él". Pero eso sólo está en la cabeza, supongo que por eso inventamos a Dios, a veces siento lastima por la gente que cree en Él, pero a veces también los envidio.
Aunque viéndolo bien mi deseo de un Gandalf es mejor que un Dios, porque el mago abraza, y si hay algo que me gusta son los abrazos de la gente que quiero.
La imagen que tengo de felicidad total instantánea siempre está acompañada de un abrazo.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Eso no pasa, me persigue en sueños,
es el camino pero también la confusión.
La amargura del tiempo que no vuelve pero que
consigue presentarse para recordar la traición, que es siempre autotraición.

Imaginar que existe el día después y no ver el peligro de quedar atrapado en esos días; sentir nostalgia y recordar las tardes cuando al llegar de la secundaria platicaba con mi hermana, sólo para revivir el día tras día, sin sospechar la trampa que espera cuando la realidad es mejor que los sueños, y luego ésta sólo se puede repetir en ellos.

Volver escuchar canciones francamente rídiculas que sin embargo, traen pegado el recuerdo... y entonces vuelvo a tener catorce años y a dudar, me encuentro en esa encrucijada y decido una y mil veces el camino de la autotraición que lacera en cada repetición.

Me consuelo (no realmente) diciendo que no podía saber, pero sabía, como lo se ahora, como el presentimiento de una tarde sin padres.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La madre

Los niños parecen ser felices mientras ella no está, porque en cuanto llega se escucha el primer llanto en toda la mañana.

La madre llega a casa odiando todo lo que tiene que hacer, los calzones que debe limpiar y la comida que, aunque nunca cocina, se supone que debe dar a los pequeños.

Entre gritos, la madre se hace la ilusión de poner orden. Lo único que quiere es dormirlos para poder olvidarse del día que los parió.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Noviembre

Como una carta de recomendación...

Tomar el volante y desplazarte al otro lado de ese que eres, no preguntar a otros lo que sabes; con tu mujer a lado, fuiste cantando y discutiendo las cosas que te importan. Como si fueras otro que no duda, con la transformación instántanea que envidiarían las mariposas. Así te vi.

Es una sorpresa poder verte, porque momentos de esos tienes muchos, mezclados como caldo a los otros en los que la decisión se te escapa, y la inmovilidad define los pasos lentísimos que no desembocan alegremente.

Al final, me veo, otra vez escribiendo en el domingo eterno en que se escucha la música de tríos mexicanos. Esas canciones tienen algo de tristeza y de calma, la calma que los examenes de la primaria no dejaban disfrutar. Así que el volante durante estas líneas lo tomo yo, no pregunto lo que sé, canto y discuto lo que me importa, no dudo y las mariposas me envidian. Escribo.

Así te vi, y al recordarte quisiera perpetuar ese momento de varonil rechazo de la duda.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El sentido

Los lugares comunes, el saber popular, las frases repetidas, algo tienen de cierto.
Atender a lo simple, quitarle la seriedad a los actos.
Reirte un poco de la neurótica que eres, de la importancia de llevar zapatos rojos o blancos a la fiesta, pensar en el examen en que sacaste cero, cero, cero, un redondito cero que no importó.

Dejar de lamentar el beso que no diste y la primera navidad que odiaste. Creerte, creer realmente que la vida siempre ha sido más simple y esa simpleza es con la que no podemos.
Solo queda un poco de miedo, porque si una descubre a sus treinta años que el ideal no es más que eso, que el sentido, aunque enlaza al otro, al final regresa a una misma, entonces hay un vértigo que atrae y desengaña. Los padres nunca han sido esos dos, las matemáticas no son mejores que la cocina.

Por otra parte, sucede que es difícil levantarse, dormir, hacer el amor, sin los ideales. El maestro deja de ser el maestro para pasar a ser simplemente otro; deja de ser trascendental lo que hago cuando se descubre que el sentido es un engaño.



Importa vivir conforme al deseo o por lo menos intentarlo, prensarse de él, tratar de no sufrir la vida ( y de hacerlo, intentar que sea bonitamente) y ahora que parece que ando escribiendo cosas vacías, las repito: siempre todo es más simple. Por eso muchos viejos se burlan de nosotros, pero los más necios y estúpidos mueren arrepentidos de su vida.

martes, 1 de noviembre de 2011

Dolores

Vas caminando como doblada por dentro,
recogiendo la basura de la vida,
enamorando (intentando) a los que no te quieren
y ofreciendo lo que menos te pertenece: tu cuerpo.

Tu cuerpo siempre ha sido extraño,
eres bruja y mujer,
eres tierra y cansancio
palabra que callada,
descansa la mirada.

Sentido

Y entonces cuando cada uno va tomando la palabra, nuestra voz dice: tengo la razón.
Y resulta que sí, todos la tenemos.

Por eso las razones de la vida se ríen unas de otras, y nosotros, tan malhechos, nos fascina escoger lo que más nos chinga.

sábado, 8 de octubre de 2011

Nostalgiada


Y después de todo una se encuentra sola con su deseo y las formas de recordarlo a veces son muy duras y bueno, si uno lo planeó vaya y pase, pero así?
De cualquier modo ya se sabía, esa frase que vi o inventé el mal del siglo es la soledad , pues vaya ingenuidad la mía, si con algo uno tiene que habérselas es, con la soledad.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Tanto darle al blabla

Es fácil quejarse de los errores de los otros, pero cuando es uno mismo el implicado, en raras ocasiones podemos reconocer que la cagamos.

Es relativamente fácil leer un libro, artículo o alguna disertación sobre alguna injusticia y simpatizar con los ofendidos y aún vociferar y "hacer de uno la lucha".

No debe ser tan fácil, lo supongo, ser un pinche chorero que habla de la amistad o la revolución, y les da el visto bueno, mientras que aquellas cosas tan lindas de la vida no interfieran con lo suyo.

Así los malos son siempre el presidente, la gordillo, los zetas, los políticos, ( pongamos también a los microbuseros, pero así entre paréntesis, para reconocer que exagero) en fin, todos esos ojetes que chingan a escalas inocultables y que son de tal envergadura las chingaderas que hacen, que a lado de ellos TODOS nos sentimos buenitos.

¿Pero por qué no aceptar que no lo somos? No sé que cuentos chafas nos contamos.
A veces resulta que aquellas personas que se mueren de indignación por las elecciones robadas, son las primeras en apoyar un fraude si de por medio van dos tostones para ellos.

Tanto blabla para que al final, en la mediocre escala de lo cotidiano, renunciemos a dar valor a la palabra.

domingo, 25 de septiembre de 2011

El cansancio que nos hace bien

Tengo un cansancio que me hace bien.
Todavía es domingo y ya saben, o tal vez no, que tengo una relación complicada con estos días. Pero hoy es distinto.
Me levanté con ganas de escuchar lo que pasa afuera de mi casa, y tuve uno de esos flechazos, me vi haciendo lo que en la adolescencia pensaba que iba a ser (y hacer). Momentos raros en los que te complaces casi completamente, como si te vieras de lejos y pensaras que quieres ser ella, hacer lo que ella hace, sentir eso y así.

Desde hace una hora digo que me voy a dormir, porque al final del sueño me espera el ruido de las mañanas y se que debo sincronizar mi sueño y aprovechar este silencio, pero no puedo, es como si algo dentro no se apagara.

Para explicar el cansancio que hace bien, lo puedo comparar con subir y bajar una montaña: sentir el peso de la mochila y el cuerpo con sabor a sal, las piernas adoloridas y fortalecidas, los paisajes y las caras de los amigos, sonriendo y cansados, la mirada que no alcanza a creer que ese día recorrió tanta tierra, pasito tras pasito. Más o menos así me siento.

Si han sentido el ascotedio que provoca estar horas frente al televisor, piensen que el cansancio que hace bien es exactamente lo contrario. Y sin embargo, para cerrar el día y guardarlo como ejemplo, sólo me haces falta tú, con tu abrazo y tus piernas.

martes, 20 de septiembre de 2011

Doña Ezpeleta

A veces pese a la farsa que representa la escuela, algo se aprende.
Una se topa con maestras de vida "fresca" a sus setenta años.
La institución no logra domarlas del todo y el SNI no consigue enlodarles
las ideas ni pudrirles la creatividad; sus escritos no son rompecabezas
en constante acomodo para conseguir la cuota de publicación.

Son pocas, pero existen, las maestras que se logran quitar la máscara por un momento
y te dejan ver sus arrugas, el trabajo de toda su vida, sus utopías remendadas.

Y ese contacto te hace reconocer o recordar que el papel del maestro siempre ha sido otro
que va más allá del tufo intelectual y sórdido. Parece que consiste sobre todo en enseñarnos
algo de la vida.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Alcohol

Eran los primeros días de huelga; uno trataba de "hacer bien" las cosas, desde limpiar la brigada, hasta (lo más difícil) escuchar a los compañeros. Por la noche nos reunimos, discutimos algunas cosas sobre la asamblea general, luego Octavio comenzó a hablar del frío en las madrugadas y la necesidad de alcohol, un trago, sólo un poco. Los malabares que uno hace por existir a esa edad, con esos sueños. Según yo, votamos porque no se consumiera alcohol, acuerdo que no se cumplió, como no se cumplieron tantos otros que transgredían esa especie de ética que desde nuestra casa o con los amigos o de no sé dónde nos íbamos inventando.

El saber era cualitativamente distinto, la artificialidad a la que muchos nos acostumbramos tras tantos años de escuela perdía fuerza, y esa perdida de referentes nos descoloco en la familia y las otras relaciones que, cuando uno las mira bien, resultan análogas a la familia (hasta que uno consigue, si acaso lo consigue, descolocarse de eso).

La relación con el saber se volvió tersa: la música, los autores, los poemas, la historia, importaba conocer lo que la escuela jamás nos hubiera podido enseñar.

Ese tiempo nos enseño tanto, a mí más que todos los años de escuela y de calle, lo siento, voy a sonar mamona pero sólo los que consiguen rasgar su vida cotidiana a lado de otros, en colectivo, pueden vislumbrar la posibilidad de mundos, y sin duda, estos mundos no son infalibles pero son otros.

Nos transformamos irremediablemente, luego fue el caos y la rabia, ese rasguño a la realidad lo pagamos y ni siquiera lo digo por la cárcel y la frustración, sino porque a través del tiempo, las creencias se rompen...




miércoles, 24 de agosto de 2011

La ley, el orden y las papás fritas

Son una moda?
Últimamente me parece que van en aumento y supuestamente son variadas pero si uno ve un capítulo es como si ya hubiera visto todos, tienen una estructura sólida que se repite temporada tras temporada (ahora que también están de moda las "temporadas").

Cuando las veo pienso en la cantidad de asesinatos y desapariciones que no se resuelven en esta otra realidad que ofende el mundo de fantasía que las series ofrecen.

Cuando Nezahualcoyotl el poeta, escribió de la muerte:

Aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
Los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá para siempre.

La muerte, obviamente era otra cosa, no esta fragilidad absurda y descarnada ubicada en la frontera del mundo de fantasía de la televisión y este otro, el de uso diario, el que después de todo, ensucia y duele.

viernes, 19 de agosto de 2011

sasraf sarto y aleucse eD

Ay! la academia, hervidero de envidias, pasos caóticos que no terminan de llegar, carrera al sinsentido.

Artículos-rompecabezas que se canjean por boletos de avión y a veces hospedaje. Se nos murió la escuela, nos la fuimos comiendo a pedacitos, al no poder justificar su existencia nos hacemos los locos y seguimos en ella, mamando de la madre que tiene el pecho seco y los ojos perdidos.

La academia.

martes, 16 de agosto de 2011

Tu nombre en un granito de arroz

Pensé en una palabra que regresa a la boca y luego se queda perdida en la garganta y se combina con las palabras nuevas, va pegando sus sílabas al principio de éstas, así las distorciona y las transforma y evita que nos entendamos.

Es tu nombre, pero no completo. Porque si uso los nombres a los que no respondes invoco las historias que no quiero escuchar, ¿por qué insistes en contarme quién te llamaba así? esos cuentos guardátelos para tus nietos o para las arañas.

En fin, tu nombre...¿si te comes el granito de arroz voy a olvidar tu cara?
¿Podré pensar tus ojos o sentir tus palabras?

Guarda el granito en donde nadie vea o siémbralo, pero no olvides despegar tu nombre para desvanecerlo con los dedos.


Lo aprendido

La gente.
Hoy es uno de esos días con olor pasado pesado y negro, espeso y amargo. Es uno de esos días en los que una quisiera haber nacido de un árbol perdido, no tener punto de anclaje o por lo menos no ver, encontrar el ombligo umbilical y en acto simbólico recortarlo en pedacitos o pulverizarlo (si acaso se pudiera luego de casi treinta años).

Lo que nos hace vivir nos chinga la vida. Yo chingo, tú chingas, Nos chingamos.

Tantos años luchando para estar medianamente "bien" no aceptan esa invitación a volver al "mal". Que el mal con sus maldades y días jodidos se vayan al carajo. Las idas y venidas no son para acabar siempre en el mismo punto (aunque sucede).

Ahorita recordé a un señor en el mercado que mientras sobaba su enorme panza decía con orgullo: "me ha costado, a mí ésta nadie me la regalo". Pues claro (aunque nunca sabremos si dijo la verdá. Hay a quienes la adorada ( y recabrona) madre les sigue dando de tragar en la boca, mientras los nenes (los imbéciles nenes) las tocan por las noches).

lunes, 8 de agosto de 2011

Lo perdido

Está en las manos o adentro de tu casa,
huele a pájaros tristes o mañanas seguras.

Pero no lo ves más.
Ayer que caminabas lo dejaste temblando.

Las páginas que siguen hablaran de su ausencia
(y la tuya).
Mientras estás sola en silencio recuerdas.

Te preguntas si podrás alcanzar lo que sientes.

sábado, 6 de agosto de 2011

La guitarra

En medio del examen, para apagar las voces de otros, escuché la guitarra. Casi la había olvidado, el jueves reencontré su respiro, imagine las manos hábiles, delgadas y grandes de un hombre, llorando la guitarra con tremendo alarido de las cuerdas.
Dejé de pensar en el examen, me recordé escuchando: el sonido de la guitarra otras veces me ha atrapado.
Sólo atino a decir que es demasiado, lo que me hace sentir es demasiado.
Será que quiero convertirme en guitarra y oscurecer el día en los brazos de un hombre que nos llore.

Así es Efraín H. sufrir bonitamente.

sábado, 30 de julio de 2011

29 de julio

A veces una siente demasiado la vida.
Ayeroy fues un día así.
Sola quiero dormir pensando, como dice la pinta:
la vida no es para destruirla sino para transformarla.

Caer no significa darse en la madre,
hay formas y formas de caer, de transformar, de crearse.
Y las muertes posibles pueden conducir a la vida, se puede nacer a la vida.
Una puede parir a otra, otra que soy y no soyera.
Quiero dormir pensando en eso,
antes de llorar la rabia
de ver a mi amor caer quiero soñar los nacimientos.
No por ser frágil deja de ser verdadero.

miércoles, 27 de julio de 2011

Apdt

Dedos que buscan
manos imaginantes
(manos amantes)
que repiten y escriben
la ausencia
de tu cuerpo moreno
la morena ausencia
de los dedos quietos.

martes, 26 de julio de 2011

Lloviendo


Qué poco importan las tormentas cuando una está.
Luego de la empapada al llegar a casa es como si regresáramos de otro mundo (uno que moja los pies y las libretas).
Recuerdo un día. Estaba en los bigotes de CU con Luis, veníamos de caminar todo el día en las zanjas, de repente se soltó tremendo aguacero, no había nada que hacer, salvo mojarse, mojarse con ganas, así que salimos del carro de Daniel, luego de un "salgo si tú sales" y empezamos a correr por el pasto, brincamos, nos sentamos y descubrimos que el pasto está, EL PASTO ESTÁ. Nosotros estábamos, sentíamos todo y creo que ambos estábamos felices, ¿cómo saberlo?

Hoy va la primera lágrima de despedida, porque él ya no está.

Dejó de llover de repente, fácil, tan fácil como habían venido las gototas. Me subí al micro (en ese tiempo todavía no odiaba a los microbuseros) y la gente me miraba, recién llegada del mundo que moja.

Sólo llovió en los bigotes. Ese día regresando a mi casa escribí dos cosas de las que estaba (estoy) completamente segura:

1) el pasto está

2) llovió para nosotros

Benditas certezas, con las pinches dudas a una sola le toca lidiar.

domingo, 24 de julio de 2011

La gente

Cuando comencé a viajar en el transporte público de manera regular me indignaba, entristecía y molestaba la actitud de la gente. Las señoras que empujan a todos, los señores con sus piernas abiertas que apenas dejan sitio para que se siente alguien más, los microbuseros escuchando la zeta (salvajemente aturdidora) y arrancando cuando apenas vas a subir sin dar tiempo siquiera de agarrarte, echando competencias entre ellos, haciendo maniobras en las que no sabes si admirarte o mentarles la madre, en fin, al ver todo eso intente no hacer lo mismo, creo que lo logré parcialmente algunos años. El caso es que ahora, luego de casi 15 años de usar casi a diario el transporte público ya no puedo más, la lista de las personas que odio tiene en primer lugar a los putos microbuseros y aunque no he llegado al extremo de aventar a otros para alcanzar un lugar, si puedo sentarme y minimizar un poco el contacto con la gente lo hago, como dije ya no puedo más.

jueves, 21 de julio de 2011

Resulta que una las encuentra de colores

Son hojas que una va recogiendo en la escuela, la casa, la calle,
son las que te consiguen una cita con el mono,
las que te miran los ojos hinchados en la mañana
y lo adivinan todo,
las que te acompañan por una chela cuando
las pinches gordas te hicieron pasar un mal rato.

Las que te componen tu lapicero,
las que corren contigo,
las que te cuentan la historia de su vida,
las que te acompañan al reclusorio
y te acompañan a la farmacia

Son ellas, las mujeres de mi vida, que me nacen,
que he dejado, que llevo, en las que pienso,
de las que aprendo, las que me desesperan y a quienes
admiro.

Eres ella: la que me acompaño cuando era niña, la que me cargo
y cuido como una madre.
Eres ella, la que camino conmigo y me hizo tremendas heridas en la espalda,
la que me ofreció su tiempo.

Eres ella, la que se encuentra lejana pero que no se olvida.

domingo, 3 de julio de 2011

Quedar atrás

Casi siempre al final, sin muestras de desesperación.
Con la paciencia que hemos perdido muchos o que nunca tuvimos.
Lo que más escuche fue su risa.

Ayer quería agradecerle con palabras, gestos y sonrisas su compañía.
Para mí todo el camino era una caída: la piedra que evite, la interminable vía, los perros atacando, las espinas, los pedales y mis piernas moradas, los frenos que chillaban, la llovizna y el lodo. Cuando al fin sucedió no dijo nada y
como siempre pasa me levanté de prisa simulando que esos golpes no dolían. Luego vino otra vez la risa, la ventaja de caer en la llanta y la desventaja de que la pinche llanta exista.

No sé qué escribirle, igual que ayer no encuentro la palabra que agradezca y que no sea ordinaria. No son las gracias por cualquier tontería, sólo alcanzo a decir que ese viaje en bici, ha sido de las cosas más difíciles que he hecho en la vida y que si no fuera porque sigo tan adolorida no creería que lo hice, a cada minuto me iba acobardando. Pero siempre existe la mitad del camino y una vez ahí ya te chingaste.
Quien te acompaña en eso queda. Recordar que contigo hubo alguien cuidándote de ti, de tus temores, no se olvida.

Así que grandes, buenas y sentidas gracias Isra.

miércoles, 29 de junio de 2011

No poder

Algunas veces de raíces frescas, otras de cansado hastío.
Al fin nacemos.
Los encontramos sin respuestas, intentando vivir, descubrimos - siempre descubrimos - que no pueden andar con nosotros atados a su espalda.
A veces podemos aligerarles el peso y otras vamos cual pareja de ciego y borracho, intentando salir de la estación del metro.

No puedo con las palabras, vuelvo a sentir la impotencia de ser niña, el deseo de mandar a todos a volar, de ser gigante y lentamente aplastarlos uno a uno.
Crecer siempre más que ellos, redescubrir la vida, sentirme lejos, o mejor lejana.

Gritar el coraje del fin de semana, cambiar los domingos, volverlos la fiesta y la sonrisa, olvidar los regaños sin sentido. No aburrir la vida.

lunes, 27 de junio de 2011

Todos los días

Los días en que una es se extrañan al instante.

Las vacaciones. Momento en que la escuela parece borrarse, importa el juego, tener primos y hermanos que quieran jugar. Creo que por eso sueño con Guerrero, la casa de mi abuela, los tíos construyendo columpios enormes; las calles ardiendo, los moscos que no se me acercaban y el río, siempre el río.

Había mil insectos en cada parte de la casa. También había burros que montábamos mis hermanas y yo para ir al potrero, donde el agua de río formaba lagunas de agua tibia, nos perseguíamos y nos tirábamos a descansar, descansar de jugar.

Mis primos declarando su amor a las vecinas, y Yelin demostrando que se puede crecer sin dejar de jugar. Julián, el "barrilito" contando interminables historias de terror, de duendes, chaneques, lloronas y del diablo.

Mi abuelita llevándonos al molino a ver sus amigas, señoras de cien años, viudas vueltas niñas, mujercillas frágiles y solas.

Las hamacas, el tamarindo, las tortillas, el río, mis padres, mi abuela y mis hermanas, yo de niña, los primos, las canciones, el calor, los huaraches, las velas, los chivos, los caballos, las piedras, las nostalgias. Por eso sueño tanto con Guerrero.

domingo, 19 de junio de 2011

La palabra

Entre papeles, letras, voces y lamentos
he formado un espacio para oírme.

La sorpresa fue escuchar en mí voz
las voces de otras.

De repente, pero al final despacio
he dicho adiós a la amiga de quejas.

Me niego a escuchar las palabras gastadas
los himnos del lamento y la miseria.

Sufrir, pero escuchar
escuchando escucharme, encontrar otra gente.

Encontrar otra Abril.

martes, 14 de junio de 2011


Cambié la derrota de los días nublados por el dejarme estar.
Abrazada.
La clase de algoritmos por el quiero esperado.
Cambié.

Por la noche pensé que una vez más había sido víctima de mis fantasías: despertaré y entonces, qué lindura de sueño, pero no más.

Pero usted se quedó. La mañana me supo a realidad y la emoción llegó.
Como los días de reyes que dejan dulces, muñecas, bicicletas.
No es verdad, ha sido todavía más lindo.

Aunque es verdad que en mí existen días nublados, me cuesta recordar la soledad.

miércoles, 8 de junio de 2011

Camino

Camino y algo crece y sin embargo, se atora en el pasado.
Es la mirada de las cosas que no pudieron ser. Su grito de presencia.
Ella abraza, cierra los ojos y extiende la mano, encuentra espejos.
Volver a elegir la vida.

Volver a ese momento que debimos correr, empujar o abrazar.
Volver a sentir el peso de nuestra vejez, con la sonrisa dibujada por el movimiento.

Lo que sí hice, lo que viví, el amor que no deje pasar. La vida que no se me escapó.
Hablo de los niños pero realmente pienso en la anciana que seré, la que me mira. Trato de interpretar sus gestos.

No sé qué es esto, se llama vida.
Pero ahora siento eso que ahoga, el impulso de romper la ropa, correr desesperadamente.
En fin, lo que escriben los dedos apacigua pero no desaparece. Se necesitan piernas para alejar la angustia, no dormir, esto consiste otra vez, en sentir la vida.

martes, 31 de mayo de 2011

La danza

Ignoro lo que me convoco a usar el cuerpo.
Quizá fue la mezcla de alegría y sacrificio.
Ofrendar el dolor y el cansancio a la tierra
Fue lo único que importó en ese tiempo.

Danzábamos. Nos sentíamos ellos.
Era todo, los días de la danza eran todo.
Y nosotros éramos un grupo. Yo sabía cuánto
Iba a extrañar todo eso.

El olor del copal, el sonido del huehuetl,
Las caricias que pretendí hacer a la tierra,
Las plumas, las sonajas, el saludo hacia los cuatro rumbos.
Todo, sobre todo la danza. Mis maestros.

Los extraño, me extraño.
¿a dónde se fue ese tiempo?
¿a dónde lo que sentí?
¿cuál será mi último recuerdo?

domingo, 29 de mayo de 2011

No es llanto

No puedo más con este estar sintiendo
tu vida que llegó a romper silencios.
Palabras que no pueden explicar su sentido
y sirven sólo para conocer y sentir la fuente de la desesperanza

escuchar lo nuevo en forma de alaridos,
gritos, algo que no es suspiro, ni llanto.
Es dolor queriendo transformarse en hojas
para que sea pisado y convertido en rabia.

Queda el recuerdo de un cuerpo temblando,
de la duda naciendo,
y claro, de una muerte.

sábado, 21 de mayo de 2011

Santo Domingo

Nos reunimos para hablar de cambio,
y al cuestionar el advenimiento de revolución proletaria, nos quedamos sin raid.
Nosotras, pobres tontas que no entienden la palabra de Marx.

Los elegidos nos dieron una buena lección:
a caminar solas por Santocho,
¿qué le puede pasar a este par a las cero cero horas?

Aprendí -por lo menos lo intento- aprendí a no reunirme con ningún hijoeputa.

jueves, 19 de mayo de 2011

A mí

A veces pienso en lo ridículo de las preocupaciones.
Los insomnios, las dudas, los deberes.

Sin embargo, me asombro de nosotros,
de esta necesidad de tragar y creer para existir.

Así para alguien resulta absolutamente importante
ser el mejor amaestrador de nutrias
como para otro demostrar un teorema
y para alguien más...(pongan aquí su meta)

¿Qué buscamos?
Lo que sea, tiene una característica:
jamás lo encontraremos, sólo breves probadas.
Nada más.

Por eso el sinsentido importa,
por eso conviene reírse mucho de uno mismo,
de la misma manera que somos capaces de burlarnos
de las preocupaciones de los otros.

Si lo logran, me avisan.
Me van a dar envidia.

miércoles, 18 de mayo de 2011

8 de mayo

Era un elote.

Pero después de estar toda la tarde leyendo los expedientes ya no distinguíamos nada.
Para mí todos en el camión querían matarme. Tuve miedo.
Pensé en los días que he caminado sola después de media noche, creo que juré (en vano) no volver a hacerlo.
Pensé en ellas, en el horror de morir aquello, de morir así.
También pensaba en ell@s. ¿Qué vivieron para poder hacer eso?

No imaginaba lo de ahora, todo eso multiplicado.
En la radio escuche a la madre que no encuentra a su hijo, ella recordó a esas otras madres, las de Juárez
y bien dijo que nos advirtieron.

Nosotras salíamos de la casa en Coyoacán. Todo era distinto.
La vimos caminar hacia nosotras, nos pusimos alerta, queríamos correr o por lo menos gritar,
no sé cómo nos contuvimos, a ella la tapaba un matorral, nosotras queríamos distinguir si lo que llevaba era una pistola o un cuchillo.
Era un elote. Y ella una señora ajena a los horrores que Clau y yo leímos esa tarde.

Nunca pude leer más expedientes. No puedo. No hace falta.
Pero cada día, al leer las noticias, tengo que apaciguar el miedo y el dolor.
Duele mi país, sus muertas y sus muertos.

Siete

Esta locura que lo cura todo.

Tus manos se alzan y te llenas.
Corro para acariciarte.
Me respiras, me absorbes.
Soy tú.
Me muevo. Me comes.
Me palpas y me descubres,
soy indescifrable sombra.
Te pruebo más y vuelvo a morir.
Te quemo con mi Sol.
Conozco tu muerte,
acaso será porque muero en ti.

jueves, 12 de mayo de 2011

Seis

25-09-01
Tengo una bola de fuego en las manos. Con ella no siento frío, ni soledad, tampoco pienso en lo que no tengo.
22-10-01
Pues resulta que no sólo me queme con la pinche bola de fuego con la que andaba jugando, sino que al patearla (y debo aceptar que soy una tonta) me lastime el pie y me volví a quemar.

lunes, 9 de mayo de 2011

Cinco.Ignorancia

No sabía de la palabra que sí llega, de la voz que es escuchada.
No sabía de la risa que acompaña, de la palabra dicha a tiempo, del abrazo que llega cuando el frío amenaza helar la sangre.

No sabía de la alegría de un semblante sereno.

Saberte aquí me llena de sorpresas.

No sabía de ésta sencilla y alegre manera de pensarte, de éste despertar. Estás viviendo en mí de una forma sencilla y buena como agua fresca, es más, eres cerveza fría en un día soleado.

Cuatro

A veces es necesario que algunas palabras mueran para reconocer las voces nuevas. El canto de la renovación.

domingo, 8 de mayo de 2011

Tres


Un instante que sobreviva al aire, respire vida, caiga, resbale y que rebote para que no se rompa.
Un ratito para llenar las nubes, las palabras, los días, resucitar las piedras y continuar creyendo.
Una mirada para que me acompañe, un beso que no se guarde, no se congele.
Un cachito de voz para guardarlo en la oreja.
La voz que hable del agua, de tierra, de raíz y banderas, que revele a los enfermos que el mal del siglo es la soledad.
De repente saberte cortado en pedacitos y esperar el momento para intentar unirte, a tí mismo, a la gente.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Dos. ReNo

Pese a todo hoy no hay lágrimas, las hubo ayer abundantes, flotando en los vagones del metro, mientras Beto que en contra de la huelga pero al fin mi amigo, repartía volantes y me ayudaba a llorar.
Al pasar por las puertas del reclusorio, las piernas me temblaron. Una señora me decía una y otra vez, "tu segura, fuerte".
Adentro eres una nadie más entre aquellas que acuden a mirar, a hablar, quizá a tocar a otra persona. Mientras pensaba que llegamos al punto de ser uno una más, recordé como nos transformamos, al ver a aquella persona.
En la fila hay gritos, empujones, enojos...así es hasta llegar a revisión, luego los sellos en la mano izquierda y te liberan.
Alguien recibe el papel con los nombres y un segundo después eres humana, vuelves a adquirir tu naturaleza.
Observas los movimientos de esa persona, tocarla se vuelve un milagro.
No puedo dejar de pensar que con una o tres horas de diferencia todo hubiera sido distinto, serías otro, pero entonces serías el mismo. Es lo que es.
Pero estás vivo, quizá más que nunca diría yo. ¿Cómo vestirte de mi?
Pienso en estos momentos y trato de vivir el futuro, ese futuro en el que esto será un recuerdo, el presente se me dibuja a cada segundo. También yo estoy viva y claro, más que nunca.
La niña no lo es tanto y te pide que permanezcas fuerte.
Para mí te pido luz.
Quiero sentirme mujer para amar estos momentos.

Uno.Q


Quiero construir no pedir al cielo.
Quiero que alguien me conozca y pregunte si acaso estoy loca.
Quiero volver a creer en lo que perdí.
Quiero no ser tonta.
Quiero las cosas a las que siempre ando renunciando.
Quiero decirle que a mí no me importa si él no me quiere.
¿por qué no; firma de promesa, no dormir, no cansarme, cumplir, no aceptar (y al fin saber que esto no se entiende)?

Abrir la noche 09309382

No sé si abrir la noche y dejar que regreses.
Hace ya mucho tiempo y permaneces.
Cuando una canción dice que aquel hombre vive en todas las cosas,
me pregunto si sabe de lo que está hablando.
Que tú estés es algo ya tan cotidiano que apenas me resisto,
y vuelvo a recordar que eres ese niño, que cuando tengamos mil años y
un día cumplidos, para mi seguirás siendo ese niño, no él.