sábado, 10 de junio de 2017

Casi trece años

Estos casi trece años me han borrado la memoria.

A veces quiero recordar mejor como era antes.

Me levantaba, después de dar unas vueltas y pensar por unos minutos iba al baño; cruzaba los dedos para no encontrarme a nadie en el camino. Ponía el agua a calentar, regresaba a mi cuarto y empezaba a buscar la ropa que usaría. A veces desayunaba. Me bañaba, en ese tiempo usaba más colguijes. Tenía un tocador pequeño en el que todos los días me miraba.

Caminaba a la parada, la ciudad no era el completo caos de hoy. Esperaba el transporte cerca de rectoría. Me gustaba ser estudiante y también como siempre, porque así soy, me jodía.

La escuela eran mis amigos, las clases que nunca entendía, la cafetería, hacer una manta, discutir con Claudia los mil problemas del país y de pasada también los nuestros.

Casi siempre estaba enamorada, era como Felipe de Mafalda en su versión femenina. Muy experta. Había gente que me gustaba mucho. Ya en ese tiempo me dolía algo por dentro cuando me tiraba a hablar mucho tiempo.

Me inventaba cosas para el fin de semana y casi siempre fui afortunada para entusiasmar a alguno de mis amigos. Tenía algunas certezas. Me habían roto el corazón las veces suficientes para ser un poco más descreída pero no las necesarias para seguir pensando que aquello de querer y que te quieran podía existir.

Me aterrorizaba ser como muchas de las mujeres que conocía. Intentaba caminar hacia otro lado. Creo sinceramente que el dinero nunca me interesó, me parecía jodidísimo vivir para obtenerlo. Desde entonces sabía que no era importante.

 Los problemas con mi familia me rasguñaban la sonrisa algunos días. Es cruel que la gente que amas haga juicios sumarios en los que concluyen que haces todo mal. De todos modos seguía.

Me acuerdo de ese tiempo pero lo miro como si le hubiera pasado a otra.

No sé por qué es así. Pero estos trece años son más como un continuo, no se parecen a las fotos que tengo de lo otro.

¿Sabes? Es tan cotidiano esto del amor en mi vida, que me jode que no estés pero me gusta porque pienso en ti hasta en los sueños.

Pienso en ti hasta cuando no te conocía como ahora que trato de recordar y es difícil anclar los recuerdo y te vuelves la referencia para todo.

La de entonces algo presentía y por eso, también desde entonces te extrañaba.

lunes, 5 de junio de 2017

Mi casa

Estoy en casa y no es fin de semana, ni es de madrugada, tampoco es mi hora de comida. No vengo llegando del trabajo, nadie cerró la oficina, no se fue la luz.

Renuncié.

No renuncié a un trabajo, renuncié a una forma de vida. Con la carta que firmé se fueron las dudas que me atormentaron estos tres años. Sigo sintiendo que fue apenas un instante, ni siquiera tengo recuerdos ordenados, quizá porque cada día se parecía al anterior.

Me fugué. Vencí el miedo que tuve al entrar, ¿será que soy lo suficientemente idiota para obligarme a pasar acá mis años?

No, no lo soy. Es un alivio.

Poco a poco me voy recuperando. El insomnio se va esfumando, salir de casa tiene otro significado. Estoy en paz el domingo en la tarde.

Avanzo de a poquito.

Regresé.