Alejado a diez o veinte metros,
a una mirada.
Perder el piso es no saber que sueños van
a llegar hoy a tus ojos.
Pero ayer como nunca, como una piensa
las cosas que la asustan,
eras un manojo de calor, colores. Un sabor.
Y no es que fueras otro, pero siempre distinto.
a una mirada.
Perder el piso es no saber que sueños van
a llegar hoy a tus ojos.
Pero ayer como nunca, como una piensa
las cosas que la asustan,
eras un manojo de calor, colores. Un sabor.
Y no es que fueras otro, pero siempre distinto.