martes, 3 de diciembre de 2013

La maestra

Aquella mujer parecía sacada de la matriz de Elba Esther. Tacones altos, artritis, rímel a granel. Me dijo: "soy muy trabajadora" y me ordeno copiar toda la información de la reunión en la que se supone, debía trabajar, la otra frase fue "soy muy especial, yo, soy muy especial".

Era la peor, la perfecta. La síntesis del sistema educativo mexicano.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Como para volverse locos

Pensé que había pasado, que los años me habían envejecido el coraje.

Recién descubró que nunca se ha ido. Esa Abril de CCH. Será que los recuerdos la despertaron.

Será encontrar a mis compañeros de hace 14 años, todavía vagando por las manifestaciones. Siempre hay alguno de esos sureños, y veo, año con año como vamos caminando a lado de otras luchas, otros gritos.

Y entonces miro que de algo sirvió, cuando escucho que no opinan las idioteces de la otra gente tragada por la televisión y "el cuento del bisnes".

Recuerdan, recordamos.

Que ayer los sitiados fuimos otros, los presos, los golpeados, los desmoralizados, los llenos de frustración. Esas historias viven, flotan. Y ver la desesperación de los maestros de la CNTE, algo podemos compartir en este aprendizaje rudo.

Aquí estamos, no sé si somos muchos, importa, pero no es imprescindible.

Somos algunos y esos, no vamos a olvidar.












jueves, 12 de septiembre de 2013

Bendito dinero

Es caro lo que se paga cuando no se paga con dinero.

Por eso lo inventamos y creemos en él. Así podemos medir lo que valemos. Tanto tienes, tanto vales, dicen los que saben.

Y así uno se va convirtiendo en pordiosero. No importa lo que se hace, sino lo que otro te da por lo que haces.

¿Cómo no va a doler ser pobre?

Aunque luego ni así sea suficiente. En el fondo, como leí hace un rato, se trata de nunca estar conforme. Nunca, con nada, con nadie. Por supuesto, menos contigo mismo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

La contención



Se exige la contención, se premia, se alaba y se crítica.

A portarnos bien, a no exaltarnos, a estar a la altura de las circunstancias, a fingir...

Y si alguien se atreve no fingir se topará con el señalamiento mediocre de los que han hecho de su vida una gran farsa.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Aunque no sepa

Aunque no sepa, lo que uno espera al otro lado es siempre una voz. Puede ser bajita o quizá aguda, pero se requiere la palabra.

Por eso hoy la casa quedó sola, más que cualquier otro día. Porque las voces de ellos rellenaron el día.

Hoy se invita a callar y guardar compostura, la condición para permanecer es ausentarse.

Hablar en sueños, soñar que alguien escucha.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Paulo

Le pedía a Dios no ser infiel en ese viaje. Y es que ya había visto varias mujeres hermosas sonriéndole, como animándolo a seducirlas.

"Ayúdame Dios mío, quiero mucho a mi esposa". Aunque las oraciones daban risa, eran necesarias. Apenas unas horas de viaje y todas las muchachas, o por lo menos las más jóvenes, ya se empezaban a enamorar de él.

Paulo sonreía, como si la vida siempre fuera bella.

Y es que la vida no es bella, al menos no siempre. Pero cualquiera agradece a los que en tiempo de desgracia, pueden alburear o decir algo chistoso que haga recordar la música.

Y luego ese respeto profundo y cariñoso a los indígenas. Ellos lo llamaban Pablito y hablaban de él como si fuera un niño, con igual cariño.

Con eso y su cara delgada, su elevada estatura, sus dientes blancos, iba enamorando a las muchachas neo hippies que lo conocían. Por eso Pablito tenía que rezar.

jueves, 5 de septiembre de 2013

El argentino

Sigo riendo cuando recuerdo aquel día en el que te pedí que mataras a tu novia. Es una sonrisa sincera. Realmente me hubiera gustado que lo hicieras, pero esas cosas son feas y es mejor no hablar de ellas.

Digamos que fue un lapsus, y en lugar de decir, "mándala con mucho mate" dije "mátala con mucho mate" o algo así "por qué no la matas con mate" en lugar de "por qué no mandas con mate". La idea te divirtió un poco, pero dijiste que no lo harías y todos los presentes me regañaron por mis malos pensamientos.

Tu fuiste el anuncio de la buena racha en mi vida. Ese día todo lo que quería era bailar contigo, eras el tipo más simpático que había conocido, pese a ser argentino. Nunca podía coquetear sin ser torpe, pero a ti incluso te podía pedir que mataras a tu novia y tú, de todos modos, ibas a bailar conmigo como si fueramos los mejores amigos, con naturalidad y concentración, haciendo tu papel de caballero. Gracias por dejarme ser cursi, cuando ni yo me lo permitía.

También te debo dar las gracias por devolverme la suerte, y es que fuiste el creador del amuleto, tejiste los aretes con ala de colibrí que me trajeron muchos años de amor (y continúan).

Así que te perdono no matar a tu novia. Y claro, te recuerdo.

Foto literaria VII

Dice Rodrigo que da miedo echar a perder la vida. Y entonces dotado de esta claridad, se dedica a echarla a perder.

Anda enojado con el mundo, las mujeres, el trabajo, las matemáticas. Todo está mal, dice y cuando le propongo hacer algo, me mira desde arriba con el tedio en sus ojos. No haré nada aunque todo este mal.

Y pese a todo, sigue siendo el mejor maestro, porque me mostró, como por descuido, que yo había perdido muchos años y me dejó con el vacío en la panza, la maldita duda.

Y cada vez que lo buscaba para encontrar una respuesta, él se alejaba sin hacerme caso.

Gracias viejo panzón, ojalá, aunque sea de vez en cuando, la vida te sonría.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Foto literaria VI

R. Sería fácil pensar que finges. Mirabas todo con ojos de sorpresa. No me la creía, aquello era asunto de niños y a veces, ni de ellos.

Pero pasaron los años y sigues igual. Andas con los lentes puestos, ves caras, colores, personas, figuras, animales, en todo lo que tocas.

Te recuerdo pequeñito y sabio, incluso viejo, pero siempre niño.

A los niños se les maltrata mucho, deberías saberlo.

Foto literaria V

¿Qué se siente ser tú Vanessa?

Vienes de otro país, vives en una especie de comuna, tienes más de treinta años y tu principal tarea es llenar la casa, en donde estarás algunos meses, de colores. Ya te hiciste amiga del chavo de la casa de pinturas.

Dime que se siente no saber que vas a hacer dentro de un mes, cuéntame cómo ha sido vivir sin un amor estable, sin un hombre que te espere en tu país. Sin otro por el que sufrir.

Dime, porque ahora mismo a mí me está llevando la chingada. A mí, que siempre he vivido ilusionada con el amor de mi vida, a mí, que me he enamorado con precipitación, a mí, que el mundo se me acaba ahora.

Y Vanessa me contesta que ni siquiera pienso en esto.

Dame tu fórmula para ser mujer.

¿Cómo que no hay?

No habrá, pero la mía, me tiene bien jodida, ahora que veo alejarse a ese hombre de mi vida.

martes, 3 de septiembre de 2013

El

¿No sería el peor chiste que nos juega la vida empeñarnos en hacer infeliz a la persona que más amamos?

No es tan descabellado, porque después de todo la vida es un juego bastante pesado. La mezcla de sabores es intensa y cansada.

¿Pero cómo sería vivir huyendo?






















Las ilusiones

¿De dónde viene ese sentimiento de imponer el pensamiento?

Es extraño saber que están los otros, sintiendo tantas cosas distintas. Y a la vez todo es viejo, los problemas y sentimientos se repiten.

A veces quisieramos abarcarlo todo. Lo irónico es que casi siempre no conseguimos ir más allá de nuestra nariz. 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Tenue

La ausencia sirve. Son probadas de muerte, pero chiquitas, tenues. Es la lágrima que no alcanza a salir porque de todos modos estás.

Las peleas, los gritos, el desacuerdo. La mínima molestia que desata el enojo, todo eso para decirte que sufro por quererte.

Hoy va a llover y me van a dar ganas de besarte, de dormir en esa posición incómoda que nos amanece adoloridos y cansados, pero que es la única en la que descansa el amor. Abrazados.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Una madre

A los gritos y peleas. Algunas cosas así tenían que ser porque los diálogos con los padres eran imposibles.

Un día que no dormí en la casa encontré a mi mamá llorando, cuál es el problema, dije, el problema es que eres mujer, ese es el problema. Entonces me negué a hablar, para qué si al final era irreconciliable su ser mujer con mi ser mujer.

Yo era tan mojigata, que si me hubieran conocido tantito sabrían que en la escuela me habían asustado lo suficiente para que el cinturón de castidad fuera totalmente prescindible, era mi miedo absurdo el mejor anticonceptivo. Por lo menos hasta cierta edad.

No sé si fue necedad, ignorancia del monstruito que crearon o apego a las costumbres guadalupanas la actitud de mis padres, pero me alegra haber sido tan desobediente. Es inevitable sonreír cuando recuerdo mis escapes nocturnos por la ventana o la récamara cerrada todo el día escondiendo a mi novio. Aunque también hubo, a montones y por años, lágrimas.

Lo que me hacía sufrir era la pelea constante por defender lo que yo era, nomás quería ser yo y eso lo tenía que defender a diario, peleando contra los seres que más había querido. Siempre quise tener a alguien mayor que me dijera que yo era una joven maravillosa, porque a la luz de los años me sigue pareciendo que lo era.

Alejandra no era mayor, pero me dijo una de las cosas más bonitas de mi vida: si tuviera una hija me gustaría que fuera como tú.

¿Cómo yo? Y pensé en mis padres. Yo era la peor de sus hijas. Pero esa muchacha, mi amiga, me dio las palabras que más falta me hacían en esos momentos.


martes, 16 de julio de 2013

Borroso

Estoy lista para ser un árbol
la compañía callada.
Aprendí a regresar
con un pedazo de certidumbre a cuestas.

Comí de los recuerdos, sigo pensando
en el día que baile toda la noche,
aquel otro que besé al hombre que más había querido
y lo usé con el traje de la inocencia tolerada.

Hoy mi vida se me agolpa en los ojos
recuerdo aquel muchacho que me acompañó a ver a Manu
como salido de repente a salvar mi soledad.
Se llama Pablo y quedó
perdido entre la muchedumbre en mi cabeza.

Me extraño. El intervalo de mi vida
tiene abierto un boquete
perdí gente que quisé
bajo el eclipse de tu presencia.

Mejor será decir: bajo el eclipse de lo anhelado.

lunes, 15 de julio de 2013

Janis

Es insuficiente decir que ella es para mi el conjunto de decisiones sin arrepentimiento. Porque me cuesta ponerla a hacer cosas que para mi tienen mil variantes con sus consecuencias, dudas y demás idioteces.

Es la que supo como largarse de un lugar, tomar sus pies y andar a otras vidas. La que no se creyó los cuentos de moralidad o feminismo que creen saber lo que es ser mujer. En cambió amó como pudo y llevó a la práctica aquel poemínimo de Efraín Huerta "Después de todo, todas han sido el amor de mi vida".

Así que para hablar de ella solo puedo bordearla y cambiarle el nombre, aquel que tomé prestado mientras escribo a mano.

Ni siquiera puedo imaginar su rostro, aunque lo he buscado en la calle, en la red, en las películas. A lo más consigo definir un gesto, una mirada.

Dicen que algo existe porque otro lo piensa, ella debe gozar buena salud, porque todos los días la pienso.

Me gustaría hablar con ella un día, verla, quizá me sorprendería saber que solo es una mujer.

[Janis es la protagonista de la novela que intento]

sábado, 13 de julio de 2013

Lugar común

Lo triste es no poder decir algo nuevo sobre la tragedia. Me sueño en el agua desde niña. Dejé de nadar por muchos años, y el único lugar donde podía hacerlo era en los sueños. Y cuando, hace un año volví al agua, algo se prendió en mi, retomaba aquello, el placer.

Y ahora, a la puerta de una alergía salgo, de la alberca sin poder respirar y con lágrimas. Es como despedirse de un amor, de esos verdaderos. Con un lamento profundo y un reprochito en voz baja: desaprovechaste tantos años. Tonta, tonta.

Y creo que entiendo algunas cosas, así se debe sentir el diabético amante de los dulces, o mi madre sin poder caminar, las de senos hermosos con el cáncer de mama. Ya ven  que es lugar común y hasta chocante, mezcla de resignación y sabiduría.

Como dice mi amigo, me quedan los ríos y las lagunas.

Aunque yo sea de una ciudad sin mar.

Sueño

El sueño consistió en ver un hombre muerto. Acostado en su ataúd, con los ojos cerrados, la cara rígida y arrugada me llenó de espanto. Los familiares sospechaban un asesinato. así que lo revivieron para hacerle pruebas.

Esa lógica de la vigilia, me hizo preguntar al narrador del sueño, ¿y desde cuándo pueden revivir a la gente para hacerle autopsia?, ¿y si lo pueden revivir para eso, por qué no lo dejan vivo?

La respuesta fue la cara del viejo, no podía decirse que viviera, aunque respiraba.

Y de pronto tuve ese sentimiento de vértigo que me asaltó (y me asalta) de niña, ¿cómo será mi muerte?

Me desperté con una sensación de pesadumbre y miedo. Sigo con algunas lágrimas atoradas, llorando (y no) mi muerte.  Y es en este punto cuando sale un enanito a burlarse de mis miedos. Creo que gracias a la certeza de la muerte voy viviendo mejor. Eso es mucho decir. 

miércoles, 10 de julio de 2013

Foto literaria IV



La gente caminaba como doblada por dentro. Los diferentes destinos los transportaban a un lugar en común. La soledad. 

Ella iba a una entrevista de trabajo, acalorada y sin pretensiones. Se imaginó sentada en la oficina contestando el teléfono, vendiendo productos que jamás había probado. Despertar a las 5:00, bañarse, comer las sobras del día anterior y viajar durante dos horas. Todo el paquete incluido por $4000 mensuales. 

Al tomar el microbús miró sus manos ya un poco arrugadas y con leves manchas cafés. Los zapatos gastados, el calor, la acongoja previa al momento de vender su alma. 

Llegó al lugar y cuando entró, una mujer le pidió que esperara y se fue a otro cuarto. La oficina tenía las paredes sucias y las sillas gastadas. Llegó la mujer y con una mueca que insinuaba bochorno le dijo que el trabajo había sido ocupado. 

Afuera de la oficina Irene sonrió, la suerte volvía a favorecerla. Compró el periódico y de camino a su casa empezó a encerrar en ovalitos rojos las vacantes.  

El amor, el amor

A veces quisiera apretar tu cuello, no tanto para matarte sino para zangolotear tu cuerpo mientras intentas safarte. Te miraría con una sonrisa tan sincera y simple que por un instante también tú sentirías ganas de reír, harías bien, porque eso provocaría el máximo de la ternura y mis manos poco a poco empezarían a acariciar tu maltratado pescuezo. Aunque seguramente, la necesidad de estar a la defensiva echaría todo a perder.

Y es que ¡cuánto te amo!


sábado, 15 de junio de 2013

Tan lejos

Alejado a diez o veinte metros,
a una mirada.

Perder el piso es no saber que sueños van
a llegar hoy a tus ojos.

Pero ayer como nunca, como una piensa
las cosas que la asustan,
eras un manojo de calor, colores. Un sabor.

Y no es que fueras otro, pero siempre distinto.



martes, 11 de junio de 2013

La ciudad

Ayer al regresar a la ciudad, pensé que cada día me gusta menos.

No es que afuera sea muy distinto. Llevamos la podredumbre a cuestas.

Sin embargo, hoy, cuando vi correr al Efra rumbo al hospital, con la sonrisota en la cara y los ánimos en el cielo, me dieron ganas de llorar. Uno puede ponerle muchos adjetivos a las acciones, inteligente, práctico, alegre, noble, pero no creo que se pueda explicar nada así, salvo lo que fantaseamos de los otros.

Antes y después del accidente, Efra va por el mundo como quien lleva a la muerte como un amuleto para la buena suerte. Desde acá, de donde alcanzo a ver, es de los pocos vivos.

Cuando estuve en el hospital, nunca vi caras felices ni parientes risueños, todo era malo, triste y sucio. Ahí no había ningún Efra para transformar el escenario.

Mucho habrá que aprenderle. 


domingo, 26 de mayo de 2013

Las manos

Sus manos eran grandes y fuertes, con dedos largos y delgados. Tenía una fina capa de vellos que le recordaban las manos de su padre.

No se supone que sean así las manos de mujer. Pero era una mujer hermosa con manos grandes.

Las levantaba al cielo, para cortar el agua y acariciar. Las usaba también para escribir y desnudar a ese hombre que tenía las manos más grandes que ella.

Al salir del baño el espejo le recordaba su diferencia. Nunca había visto un cuerpo como el suyo, ese espacio en el que amanecía. Ese lugar enigmático y cotidiano.

Lo vería envejecer, así como lo había visto crecer y detenerse, capaz de grandes hazañas, cansado, bailador y titubeante ante la primera mirada en su desnudez.

Era suyo, lo había ido formando con palabras, rechazos, desesperación y pasiones. Los espejos no abundaban en su casa, pero esas manos le ayudaban a revelar los pliegues, las caídas, los labios.

La niña

Esa niña soñaba con el día que crecería su pajarito. Lo imaginaba y comunicaba a los padres su deseo. Entre el agobio, la risa y la impotencia, ellos no atinaban a decirle que aquello era imposible.

Con los años, ella misma aceptó la ausencia física. Usó faldas,  se maquilló, tuvo novios.

 Mas el deseo se hizo un lugar en su cabeza y amó a otras mujeres. Para aquello, pese a la opinión mayoritaria de los hombres, no se necesitaba el pájaro ese.

 Bastaba, al menos para ella, su cuerpo de mujer.



sábado, 25 de mayo de 2013

La cobardía

Sentir la vida como si no tuviera que doler, hacerse la ilusión de lo no espantoso.
Hoy pienso en la vida gastada de una persona que amo. Y siento como nunca antes la presencia del tiempo. Apenas comienza ese adiós anunciado y me pregunto cómo un corazón puede prepararse para tanta perdida. 

Cómo puede uno despedirse de lo cotidiano, de la casa, la calle, la comida. Digo eso para no hablar de las personas, esa también es una mala broma. Uno sueña y en el sueño quisiera no inventarse despedidas, quisiera ese día en el que el amor del otro llenó un instante.

Y pese a todo algunos ancianos parecen vivir, al final uno se acostumbra a cargar con el corazón magullado.

lunes, 6 de mayo de 2013

La más triste

Estuve a punto de hacerlos llorar con la entrada más triste de este blog. Hace una semana perdí a mi perro. Hay cosas que a nadie conté de esos momentos.

Escuché a don Toño llamando a Roko, de pronto sentí una punzada en el estómago, ¿por qué lo llamaba?, ¿estaba o no cuando bajé a cerrar la puerta?

Me llevó unos minutos armarme de valor y salir a confirmar que no estaba. En esos minutos era como una broma, una broma manchada, recuerdo que me decía a mi misma frases tranquilizadoras frente a la posibilidad de que Roko no estuviera. Era como evitar vivir aquello, sin éxito. Sabía que sería devastador.

Cuando salí, la pregunta de don Toño me confirmo lo peor. No estaba. Me metí a la pesadilla, salí como embrujada de la casa, y nada había salvo la búsqueda del cuerpo miel y blanco. En realidad, todo estaba menos eso.

Es curiosa esa sensación de rechazo, aquello no podía pasar, ese animal tan mío, no podía simplemente irse, eso no encajaba en su vida que imaginé a lado mío por muchos años. En esos primeros minutos no había lágrimas. Las encontraría después a montones, al ver su mono de peluche, la pelota mordisqueada y sus trastes de comida, vendrían cuando tuviera algo de comer entre las manos y él no estuviera para dárselo. Vendría en los paseos que soñé tanto tiempo y compartí sólo con él y mis sobrinos.

No sabíamos hasta que punto ese perro llenaba la casa, hasta que no estuvo. En la noche, como lloronas, silvamos por la calle, imaginando a Roko en cada ladrido, escondido en todas las casas. Los sueños se me poblaron de Rokos que venían a mi, eran gotas de alivio, volvía a abrazarlo, hasta que despertaba.

Aquello era una devastación. Algo físico. Al subir las escaleras, el agua o la sangre o alguna cosa mía desconocida, me bajaba por los brazos. Ya no está y quizá no estará más.

No creo en Dios, pero admito que encomendarme a él hubiera sido consolador en esos tres días.

Escribo esto porque Roko duerme al lado de mi puerta, ahora mismo lo veo. Y no puedo describir la alegría, porque no es aquella en la que uno da de brincos, es tranquila, apenas se percibe y sin embargo es inmensa. Es la dosis de permanente felicidad que me da él por acompañar mi vida, es lo cotidiano. Y ahora sé que ese perro no es mío, soy yo la que lo necesita y agradezco los días de su vida que me comparte.

lunes, 18 de marzo de 2013

Ya no

¿Cómo enseñar lo que ya no se cree?

Cuando estaba convencida era fácil, incluso como buena sacerdote, pregonaba la necesidad de que todos formaramos parte de aquello.

Pero ahora va doliendo. Lastima, desgarra. Peor que un domingo en la tarde y las manos vacías. La resistencia a arrojarme al sinsentido en el que viví.

La pregunta es: ¿soy capaz de renunciar a aquello? Tomarlo para hacerlo jirones y no voltear atrás. Y entonces viene Dany (the game of thrones) a decir, "si miro atrás estoy perdida".

martes, 5 de marzo de 2013

Instrucciones para un atribulado

1) Acuéstese en la cama de su preferencia ( tanto mejor si ajena).
2) Tome su corazón entre las manos y apachúrrelo (que suelte el malamor).
3) Si arde, cálmelo con un trago de alcohol, si le duele cántele una canción, si amenaza con dejar de latir, debera salir de casa y buscar un salón de baile y agitarlo hasta que agarre fuerza.
4) Antes de dormir vea películas de vampiros, de zombies, o de algún otro ser inanimado, cuídese de películas rositas, amores (grandes) de hombres y mujeres (pequeños).
5) Si teme una recaída amarre el corazón a una carreta, camión o burro. Déjelo vagar por algún tiempo, transitará de la queja a la cura.
 6) Si nada de esto sirve, no hay remedio, ya se sabe "más valdría mejor morir". La vida no es lo suyo.

Diversión nuestra

Atribulado.
 Pensé en la palabra, no suena a algo malo. Me remite a algún juego, como tripas de gato o encantados. No imagino a la gente que use el adjetivo para contar sus penas, se podría pensar que uno esta mareado o se trata de alguna enfermedad que involucra ataques de risa.

Cosas tontas que se pueden pensar si la atribulación no te tomó en el día. Si en la tarde no sentiste esa nostalgia fría, devastadora, de recordar la soledad que todo amor arrastra. Es como levantar piedras y en cada una encontrar un trago amargo luego de la miel, el pan y los pecados.

Lo que no se alcanza, las voces que se pierden, el miedo al cuerpo del otro y al propio. La culpa a veces se va y reaparece bajo la cautela, escondida en las tarifas que uno pone para poder amar o quizá solo ser devorado. Lo que se arrastra en uno.

Que dé risa, no quiere decir que no se sienta como un dolor punzante.

Dijo el hombre al fin: estoy atribulado.

A todas horas

Te amaba a todas horas.
Cuando pusiste tus manos en mi piel
y en un abrazo inmenso sentí
que en el mundo no iba a encontrar
otro lugar que fuera para mi.

Te amaba en las noches de desvelo
cuando en la madrugada me despegaba
de ti para ir al trabajo. En esas horas
estabas ahí y me recordabas que alguien
desvelado, iba a soñar conmigo.

Te amaba cuando los días
solo podían contarse si tú estabas en ellos.
Quizá por eso puedes saber hasta que punto
los días me dolieron. Esas tardes de no saber
de mi, de perder el lugar y los abrazos.

Esa ira contra la que no era
la angustia del recuerdo y la sensación de no poder
morir, porque la vida volvía a estar incompleta.
Ese cuerpo que sin referente volvía a ser
algo asexuado y triste.

¿Sabes lo que se pierde?
La cordura. Y lo que de  una queda
se vuelve nube, polvo de agua esparcido.
Aire, grano de arena, partícula infinita.
Desolación y pena.




lunes, 18 de febrero de 2013

Deseo

Supones que no te he escuchado, o que ese cuerpo con el que amanezco se me olvida. No sabes. No por callar las cosas se pierden o desaparecen. Una no puede callar en todos los idiomas.

Las palabras son llaves que nos alejan, mientras nos permiten abrir o cerrar puertas.

Los miedos de mi vida no se van, acaso se transforman. Pero hay un instante, cuando todo es claro. Más me vale sentir. Hoy me siento cansada pero con ganas de llegar a ti.

Aunque no te conozca.

jueves, 7 de febrero de 2013

Vigilante

Estaba sentada en el pasto, recargada en una piedra volcánica, de esas que abundan en CU. El lugar es hermoso, lleno de plantas, con el pasto muy verde. Estaba escribiendo. Veo que se acerca un muchachillo, de unos 17, 18 o quizá traga años, no sé, me dice:buenas tardes, nada más que tiene que estar de pie.

 Me fijo que trae uniforme de vigilante y junto con el uniforme, pese a su juventud, trae la amargura en la cara. ¿qué?, ¿prohibido sentir demasiado placer, verdad? porque si fuera una tarde de lluvia, le vendría valiendo un pepino la orden que le dan de no dejar acostar a nadie, pero si el día es hermoso y el pasto esta ahí abriéndote los brazos, es demasiado, demasiado gusto. Te dejan permanecer, porque el problema no es pisarlo, mientras no te acuestes.

¿Qué cosas puede hacer uno acostado que no se puedan hacer parado? Bueno, ya entendí.

Si aman a alguien nunca dejen que se convierta en vigilante.

domingo, 3 de febrero de 2013

Los tamales

Hace unos días escribí sobre sabores perdidos y ahora escribo sobre sabores encontrados, o los que no se van. 

Le llamo a mi mamá y me dice "vengan a desayunar, hice tamales".

En mi casa los tamales estaban listos a media noche, si alguien quería probarlos debía esperar, ser paciente y estar dispuesto a que los sacaran solo para comprobar que les faltaba y los tuvieran que regresar otro rato al fuego. Pero la espera valía la pena, aunque de niña fui melindrosa, me comía varios tamales en esas noches.

La preparación era tardada y a mí siempre me tocaba remojar las hojas. Yo quería hacer tamales, igual que quería hacer pasteles, galletas o chiles rellenos, como mis hermanas más grandes, pero mi mamá no estaba para esas cosas, como buena dictadora de su cocina, aceptaba ayudantes torpes de mala gana.

Y no son los más ricos, pero tienen tanta historia acumulada que siento que me como un pedazo de infancia: ver a mi madre trabajando en la casa,  a mis hermanas alrededor de la mesa rellenando las hojas, mi familia esperando los primeros tamales, esos que casi quemaban la boca de tan calientitos.

Tantos años de pelea han oscurecido esas cosas, ahora es que puedo recordarlas con nostalgía.

viernes, 1 de febrero de 2013

Las citas

No acabaría la lista de reverencias referencias bibliográficas que he usado en mi vida. Confieso que plagié desde que aprendí a decir mamá, sin embargo...

¡qué asco siento cuando veo un documento lleno de citas!

Supongo que por eso, estando a unos días de concluir la tesis, cuando me piden que justifique en las palabras de otros, lo que escribí sin haberlos leído, no puedo avanzar. Cada quien se agarra sus manías y la mía es buscar la voz de la persona en lo que leo de ella.

Es duro no reconocerse en lo que se escribe.

Pero es más duro haber llegado al final y no poder soltar aquello.

Así las cosas, tal vez ahora pueda avanzar.

La prisa

A veces cuando en un día hacía cosas locas, (léase ñoñadas)
pensaba en el día siguiente a ese, tenía la creencia que solo entonces iba a tener un pensamiento claro e inmutable sobre lo que estaba haciendo, la cosa era simple, hacía bien o mal.

Creo que fue hace poco, cuando me di cuenta que esas cosas son lo más escurridizo, no lo hecho sino lo pensado. A diez años de algún suceso, es como tener un trocito de aquello vivido y hacerle un nuevo remiendo. Una cosa que no termina.

Hay momentos y gente que vamos rellenando de palabras. Por ejemplo, le digo a él: eres mis palabras desde hace ocho años. Le digo a ella, eres mis palabras echadas al vacio de mi miseria para encontrar algo más.

Les digo a ustedes, son lo único y lo verdadero. No porque existan, sino por esa presencia fantaseada cuando escribo palabras.


martes, 29 de enero de 2013

Una idea

Ayer se me ocurrió algo. Llevo varios días torturándome, pensando todo tipo de cosas. Si soy necia o tonta, si no aprendo, si ya ni la chingo, si, si, si...así que en un momento de lucidez o cinismo, todavía no sé, me vi en el agobio, y pensaba, ¿cuál es el p...problema?  Y claro, clarito vi que el problema soy yo torturándome. Porque no hay otros que vengan y me den un golpe o me quiten algo, la gente en la calle no me insulta cuando voy caminando. Incluso las personas que me quieren, me siguen queriendo.


¿Y entonces? Bueno, pues fue como apagar un switch. Ya cállate, tú, la que anda molestando todo el día. Creo que no es tan sencillo, pero al final del día escribí algo muy simple que le enjareté a un personaje de mi novela (van a ver que esto de la simpleza será un tema recurrente):

"Era inaúdito. Estaba consiguiendo dejarse de chingar"    

jueves, 24 de enero de 2013

Luz

Sí eres una Luz, de las pocas mujeres a las que puedo querer sin ser hermanas.
Confieso que era mala para seguir los pasos que nos enseñabas, en cambio, podía seguir esa pasión tuya derrochada. Esas imágenes de lo que es llenar un salón caminando tres pasos.

Recuerdo poco a los otros maestros. Son un leve rumor.
En parte porque a veces solo ponía ahí el cuerpo, mientras estaba en cualquier otro sitio. Pero aún presa de esas ausencias, contigo no podía faltar, tú hacías que estuviera.

Sí eres una Luz. Y una maestra.

sábado, 19 de enero de 2013

No hay nadie para odiar

Quisiera poder odiar a alguien, tener a una persona, animal o cosa a la que culpar por lo que hice o lo que no hice. Pero no tengo, no sé,   esto es estar sola, no sé si he llegado al final de algo y de pronto, pese al dolor y las dudas  algo es transparente.

Y yo creo que si es un final, porque lo único que me queda luego de todo esto es la escritura. Es lo único. No tengo más, se me acabaron las palabras para comunicarme y también las quejas. Aunque es verdad que queda el dolor y el llanto.

Al final hay algo parecido a los sueños, en los que una botella de agua no puede, ni de lejos, eclipsar el alivio de saber que las cosas no están escritas. Híjole, así de chafa, como en realidad lo es casi todo, las cosas uno las escribe.  


miércoles, 16 de enero de 2013

Janis Joplin




Seguro sabías la locura que trae ser mujer
esa duda pendiente
este cuerpo que tanto cuesta habitar
ese llanto ante lo que se desborda

pero te miro y algo alcanzo a entender
te escucho y tanto alcanzo a sentir
qué ganas de cantar a lo que no se contiene
qué ganas de como tú, desbordarse a la vida

viernes, 4 de enero de 2013

Los sabores perdidos

Ella intenta mirar a través de los días, recuerda. El recuerdo no es exacto, no puede, por ejemplo, recordar a qué le supo ese pulpo en la playa, ni la cerveza luego de un mes de no beberla, tampoco sabe a qué le supo la mejor barbacoa que ha comido en su vida. A veces intenta refrescar la memoria comiendo esas cosas y la verdad es que los sabores desaparecieron, se han vuelto una idea y ahora  solo quedan palabras.

Sin embargo, algo más puede decir, esas cosas las ha comido con gente a la que ama (sin llorar, como ahora que las recuerda). Era amor hecho comida.

 No era el pulpo, era él dándole las vacaciones que ella no había vivido nunca.

No fue la cerveza, sino las ganas de estar, por fin, solos y juntos intentando cuidarse.

 Y la barbacoa, ah la barbacoa... era un momento de reencuentro con los padres, donde ella volvió a ser niña mientras sacaban la carne del hoyo en la tierra, volvía a ser su niña.

 Y esas cosas no regresan.