jueves, 7 de junio de 2018

Diálogo

- Solemos complicarlo todo desfigurando la realidad en nuestra contra, imaginando que nos rodean monstruos o engaños. Los monstruos somos nosotros y el engaño es la vida, ¿a qué vamos a temer ahora?

- Al saber.

- Tengo de cierta la maravilla de cada amanecer, los orgasmos, la existencia de la bondad y sus contrarios.

- ¿Qué puedes decir del asesinato?

- Que nada es para tanto.

- Quizá la gente quiere arder.

- Y lo hace. Escucha, aprendí algo importante: todo es más sencillo. Las palabras iluminan pero también ahogan - el silencio importa - si nos dejamos habitar sólo por ellas, perderemos el verde de la vida, lo azul del mar y el cielo, un pedazo de mundo, decidiremos por una ceguera brutal y voluntaria que mantiene estéril
la ciudad secta y poblados aledaños.

- Insisto con la muerte.

- Ah, esa es La invitada. Otra buena enseñanza de la vida es quitarse el miedo de mirarla.