Ayer al regresar a la ciudad, pensé que cada día me gusta menos.
No es que afuera sea muy distinto. Llevamos la podredumbre a cuestas.
Sin embargo, hoy, cuando vi correr al Efra rumbo al hospital, con la sonrisota en la cara y los ánimos en el cielo, me dieron ganas de llorar. Uno puede ponerle muchos adjetivos a las acciones, inteligente, práctico, alegre, noble, pero no creo que se pueda explicar nada así, salvo lo que fantaseamos de los otros.
Antes y después del accidente, Efra va por el mundo como quien lleva a la muerte como un amuleto para la buena suerte. Desde acá, de donde alcanzo a ver, es de los pocos vivos.
Cuando estuve en el hospital, nunca vi caras felices ni parientes risueños, todo era malo, triste y sucio. Ahí no había ningún Efra para transformar el escenario.
Mucho habrá que aprenderle.
No es que afuera sea muy distinto. Llevamos la podredumbre a cuestas.
Sin embargo, hoy, cuando vi correr al Efra rumbo al hospital, con la sonrisota en la cara y los ánimos en el cielo, me dieron ganas de llorar. Uno puede ponerle muchos adjetivos a las acciones, inteligente, práctico, alegre, noble, pero no creo que se pueda explicar nada así, salvo lo que fantaseamos de los otros.
Antes y después del accidente, Efra va por el mundo como quien lleva a la muerte como un amuleto para la buena suerte. Desde acá, de donde alcanzo a ver, es de los pocos vivos.
Cuando estuve en el hospital, nunca vi caras felices ni parientes risueños, todo era malo, triste y sucio. Ahí no había ningún Efra para transformar el escenario.
Mucho habrá que aprenderle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario