lunes, 5 de junio de 2017

Mi casa

Estoy en casa y no es fin de semana, ni es de madrugada, tampoco es mi hora de comida. No vengo llegando del trabajo, nadie cerró la oficina, no se fue la luz.

Renuncié.

No renuncié a un trabajo, renuncié a una forma de vida. Con la carta que firmé se fueron las dudas que me atormentaron estos tres años. Sigo sintiendo que fue apenas un instante, ni siquiera tengo recuerdos ordenados, quizá porque cada día se parecía al anterior.

Me fugué. Vencí el miedo que tuve al entrar, ¿será que soy lo suficientemente idiota para obligarme a pasar acá mis años?

No, no lo soy. Es un alivio.

Poco a poco me voy recuperando. El insomnio se va esfumando, salir de casa tiene otro significado. Estoy en paz el domingo en la tarde.

Avanzo de a poquito.

Regresé.

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