sábado, 10 de abril de 2010

2010


Dicen que no sirvió de nada. Y es fácil que uno se contagie y lo repita, para nada para nada para nada rapa dana rana pada ada ada.

¿Y quién lo sabe?

Quizá el enojo de nuestro presente nos hace sentir el peso de la impotencia. Como si la historia fuera una novela sin final feliz, como si nosotros fuéramos ajenos a lo que es nuestra vida. Y desde el presente renegamos de aquellos que algo hicieron.

Son pequeñas cosas que me parecen no lejanas sino inalcanzables, allá están, digo, en algunas memorias, en libros.



¿dónde podemos escondernos de nosotros?, ¿dónde guardar la cobardía que nos ha definido?

El pasado, las batallas, la rabia, las victorias, las traiciones que han marcado nuestra historia.

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