domingo, 3 de julio de 2011

Quedar atrás

Casi siempre al final, sin muestras de desesperación.
Con la paciencia que hemos perdido muchos o que nunca tuvimos.
Lo que más escuche fue su risa.

Ayer quería agradecerle con palabras, gestos y sonrisas su compañía.
Para mí todo el camino era una caída: la piedra que evite, la interminable vía, los perros atacando, las espinas, los pedales y mis piernas moradas, los frenos que chillaban, la llovizna y el lodo. Cuando al fin sucedió no dijo nada y
como siempre pasa me levanté de prisa simulando que esos golpes no dolían. Luego vino otra vez la risa, la ventaja de caer en la llanta y la desventaja de que la pinche llanta exista.

No sé qué escribirle, igual que ayer no encuentro la palabra que agradezca y que no sea ordinaria. No son las gracias por cualquier tontería, sólo alcanzo a decir que ese viaje en bici, ha sido de las cosas más difíciles que he hecho en la vida y que si no fuera porque sigo tan adolorida no creería que lo hice, a cada minuto me iba acobardando. Pero siempre existe la mitad del camino y una vez ahí ya te chingaste.
Quien te acompaña en eso queda. Recordar que contigo hubo alguien cuidándote de ti, de tus temores, no se olvida.

Así que grandes, buenas y sentidas gracias Isra.

1 comentario:

  1. Hola Abril.
    Sí;todas la fotos las hice yo .¡ Me encanta observar , y conservar lo bello
    Encantada de conocerte y de leerte...
    Un abrazo
    Silvia

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