sábado, 25 de mayo de 2013

La cobardía

Sentir la vida como si no tuviera que doler, hacerse la ilusión de lo no espantoso.
Hoy pienso en la vida gastada de una persona que amo. Y siento como nunca antes la presencia del tiempo. Apenas comienza ese adiós anunciado y me pregunto cómo un corazón puede prepararse para tanta perdida. 

Cómo puede uno despedirse de lo cotidiano, de la casa, la calle, la comida. Digo eso para no hablar de las personas, esa también es una mala broma. Uno sueña y en el sueño quisiera no inventarse despedidas, quisiera ese día en el que el amor del otro llenó un instante.

Y pese a todo algunos ancianos parecen vivir, al final uno se acostumbra a cargar con el corazón magullado.

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