martes, 14 de junio de 2011


Cambié la derrota de los días nublados por el dejarme estar.
Abrazada.
La clase de algoritmos por el quiero esperado.
Cambié.

Por la noche pensé que una vez más había sido víctima de mis fantasías: despertaré y entonces, qué lindura de sueño, pero no más.

Pero usted se quedó. La mañana me supo a realidad y la emoción llegó.
Como los días de reyes que dejan dulces, muñecas, bicicletas.
No es verdad, ha sido todavía más lindo.

Aunque es verdad que en mí existen días nublados, me cuesta recordar la soledad.

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