miércoles, 8 de junio de 2011

Camino

Camino y algo crece y sin embargo, se atora en el pasado.
Es la mirada de las cosas que no pudieron ser. Su grito de presencia.
Ella abraza, cierra los ojos y extiende la mano, encuentra espejos.
Volver a elegir la vida.

Volver a ese momento que debimos correr, empujar o abrazar.
Volver a sentir el peso de nuestra vejez, con la sonrisa dibujada por el movimiento.

Lo que sí hice, lo que viví, el amor que no deje pasar. La vida que no se me escapó.
Hablo de los niños pero realmente pienso en la anciana que seré, la que me mira. Trato de interpretar sus gestos.

No sé qué es esto, se llama vida.
Pero ahora siento eso que ahoga, el impulso de romper la ropa, correr desesperadamente.
En fin, lo que escriben los dedos apacigua pero no desaparece. Se necesitan piernas para alejar la angustia, no dormir, esto consiste otra vez, en sentir la vida.

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