domingo, 27 de noviembre de 2011

Noviembre

Como una carta de recomendación...

Tomar el volante y desplazarte al otro lado de ese que eres, no preguntar a otros lo que sabes; con tu mujer a lado, fuiste cantando y discutiendo las cosas que te importan. Como si fueras otro que no duda, con la transformación instántanea que envidiarían las mariposas. Así te vi.

Es una sorpresa poder verte, porque momentos de esos tienes muchos, mezclados como caldo a los otros en los que la decisión se te escapa, y la inmovilidad define los pasos lentísimos que no desembocan alegremente.

Al final, me veo, otra vez escribiendo en el domingo eterno en que se escucha la música de tríos mexicanos. Esas canciones tienen algo de tristeza y de calma, la calma que los examenes de la primaria no dejaban disfrutar. Así que el volante durante estas líneas lo tomo yo, no pregunto lo que sé, canto y discuto lo que me importa, no dudo y las mariposas me envidian. Escribo.

Así te vi, y al recordarte quisiera perpetuar ese momento de varonil rechazo de la duda.

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