martes, 20 de noviembre de 2012

El pasado

No sé que tengo con el pasado. Hace años despertaba con las injusticias en los ojos y la desesperación de ver que parecía no importarle a nadie, me sentía como una loca con la verdad en las manos y quería llorar las injusticias de todos lados. Sí, como para volverse loca.

Era consolador pensar que la educación tenía que ver con esto, que en otro mundo la gente iba a dejar de ser gente y todo podría ser mejor.

La verdad es que ahora lo consolador es saber que somos esto, así más o menos maravillosos y más o menos miserables. Sin embargo, hoy me vuelvo a sentir decepcionada, sé que no hay nada que esperar, que hasta los seres que se creen mejores que el resto no dejan de ser "esa gente" movida por su falta y sus deseos. No quiero pensar en eso, por eso escribo. Qué más da.

Quizá ver la foto de la muchacha palestina capturada por los soldados de Israel me regresó a hace unos años, pero antes podía ir a la marcha creyendo que aportaba "algo". Ayer lloré en silencio al ver la foto y tuve pesadillas en la noche, esa es la porción de dolor y rabia compartidas. Ayer desee matar a los que hacen eso. Creo que lo congruente sería darme un tiro porque soy gente.

Pero el suicidio nunca me ha seducido, lo mío es vivir, aunque vivir sea también esto, ver las imágenes de niños muertos, no de un país lejano, sino de mi país. Lo mío es ver a otros comprando televisiones para idiotizarse ahora en pantalla de plasma.

Eso no debiera hacerme infeliz, total son ellos, no yo, y sin embargo, me pongo triste y suelto una lágrima por la muchacha palestina con la que soñé.

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