jueves, 15 de noviembre de 2012

La literatura

La literatura me sigue pareciendo lo único honesto, ahí uno deja de explicar por qué los árboles se vuelven azules cuando un pelícano se traga a la abuela de la abeja reina. Se han hecho intentos por explicarla y explicándola pretenden atrapar lo que no comprenden, por ejemplo, explicar la poesía, porque la muy condenada no se deja medir. Sueños de neuróticos, de objetivistas que traen a la ciencia metida en el culo. Redactores que hablan del buen escritor como si fuera cuestión de reglas y buena voluntad. Hacen bien, sigan con sus artículos áridos, coleccionando evidencias de cómo en nuestra época la gente podía sobrevivir si aprendía a fusilarse las palabras de otros, es decir, aprendía a citar y a hacer reverencia a las cabezas grandes. Sigan ahí, dejen la literatura para los locos, que nosotros sabremos hacerle el amor todas las noches.

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