domingo, 30 de diciembre de 2012

La razón

Hace años, cuando nos estábamos organizando para hacer la huelga [UNAM 1999] un compañero decía "vamos a ganar porque nosotros tenemos la razón".

 La frase se me quedó grabada. Con esa razón que creía tener, como si la razón fuera un par de zapatos o un libro, iba actuando, discutiendo, era hermoso sentir que la poseía e incluso me hacía sentir distinta y mejor a todos los que no la tenían.

Lástima, creo que me daban lástima los que no pensaban como yo. Mi razón era  joven y grande.

Pero que va, la razón no es un par de chanclas o un libro. Es una palabra que pulula y se hace necesaria cuando la duda clava las garras y una tiene miedo de responsabilizarse de cada acto hecho a nombre de esas creencias que siempre encierran otra cosa.

Yo quería sobre todo ser yo, una que no sabe de razones pero que siente. Creer que tenía la razón, simplemente era menos complejo de entender, además me hacía sentir parte de los  otros que bajo el techo de la palabrería teníamos un pájaro en la garganta.

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