Sí eres una Luz, de las pocas mujeres a las que puedo querer sin ser hermanas.
Confieso que era mala para seguir los pasos que nos enseñabas, en cambio, podía seguir esa pasión tuya derrochada. Esas imágenes de lo que es llenar un salón caminando tres pasos.
Recuerdo poco a los otros maestros. Son un leve rumor.
En parte porque a veces solo ponía ahí el cuerpo, mientras estaba en cualquier otro sitio. Pero aún presa de esas ausencias, contigo no podía faltar, tú hacías que estuviera.
Sí eres una Luz. Y una maestra.
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