A veces cuando en un día hacía cosas locas, (léase ñoñadas)
pensaba en el día siguiente a ese, tenía la creencia que solo entonces iba a tener un pensamiento claro e inmutable sobre lo que estaba haciendo, la cosa era simple, hacía bien o mal.
Creo que fue hace poco, cuando me di cuenta que esas cosas son lo más escurridizo, no lo hecho sino lo pensado. A diez años de algún suceso, es como tener un trocito de aquello vivido y hacerle un nuevo remiendo. Una cosa que no termina.
Hay momentos y gente que vamos rellenando de palabras. Por ejemplo, le digo a él: eres mis palabras desde hace ocho años. Le digo a ella, eres mis palabras echadas al vacio de mi miseria para encontrar algo más.
Les digo a ustedes, son lo único y lo verdadero. No porque existan, sino por esa presencia fantaseada cuando escribo palabras.
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