No sabía de la palabra que sí llega, de la voz que es escuchada.
No sabía de la risa que acompaña, de la palabra dicha a tiempo, del abrazo que llega cuando el frío amenaza helar la sangre.
No sabía de la alegría de un semblante sereno.
Saberte aquí me llena de sorpresas.
No sabía de ésta sencilla y alegre manera de pensarte, de éste despertar. Estás viviendo en mí de una forma sencilla y buena como agua fresca, es más, eres cerveza fría en un día soleado.
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