lunes, 22 de octubre de 2012

Escribir

La niña, que podía ver el futuro me dijo que ella no estaba en el. Cuando el futuro era ya presente, le pregunté al verla tan contenta, por qué no me había dicho que ella sí estaba el futuro. Me contestó que se veía tan feliz siendo como ella no quería ser, que no deseaba hablar de eso. Creía que su vida sería distinta y que en nombre de alguna misión sorprendente, complicada y extraña, podría alcanzar la felicidad.

Verse reducida a una niña, simple y contenta, que no está pensando en esa gran misión, le parecía tan tristemente mediocre que no soportaba verse contenta en el futuro.

 ¿Cómo estar contenta con sólo jugar, con caminar?
 ¿Acaso no su propia pitonisa le había dicho que lograría miles de hazañas que la separarían de la cotidianidad de las otras vidas?

Ahora ella se burlaba de esos sueños, en efecto, estaba feliz.

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