miércoles, 24 de octubre de 2012

Foto literaria II

El gas pimienta la acompaña desde hace más de siete años, cómo vivía en el norte del D.F. y acostumbraba andar sola por la noche, decidió comprarlo en un puesto del Centro, desde entonces ha sido su fiel compañero.

Hay quien dice que usarlo la primera vez fue lo difícil porque a partir de ahí Priscila lo usó bastante.

Lo roció sobre el hermano que la exasperó.

Lo roció sobre quién le gritó " mamacita" o alguna otra frase que ella consideró un insulto.

Lo roció sobre el marido que se creyó muy chistoso y pensando en espantar a su mujer (y a la amiga de su mujer) a mitad de la noche les gritó " esto es un asalto", Pris no dudó, siempre tenía a la mano el gas y lo descargó con furia a los ojos del falso asaltante.

No sé a quién más estará rociando en Monterrey, sólo espero que si llega el momento en donde el uso que le da esté justificado, el gas les responda tan bien como en todas aquellas ocasiones en las que el verdadero peligro ha sido ella.


No hay comentarios:

Publicar un comentario